Cada invierno gaditano vuelvo al Hemisferio Sur, vuelvo al Monte del verano cordobés. En un refugio construido allí, donde reencuentro afectos y ceremonias.
Vuelvo al calor intenso, a las tormentas majestuosas. El Monte me lleva a reencontrarme con recuerdos de mi infancia ligados al verano y a la naturaleza:
el agua de las vertientes, el sonido de las cascadas sobre las piedras, los colores de los cielos después de las tormentas, límpidos y frescos o policromáticos, las noches intensamente estrelladas de la Vía Láctea;
los árboles sus siluetas, sus sombras, sus follajes proyectadas sobre el suelo, sus hojas, sus semillas y sus frutos; sus cortezas, sus ramas, sus cáscaras,
las urdimbres maravillosas de los cactus que resistieron al frío, sus misterios.
Con estos tesoros regreso a casa cada año, a mi querida Tarifa. Vuelvo al Norte. Y me dedico a hibridar ofrendas de aquel jardín salvaje cordobés con los tesoros de la montaña y del mar andaluz.
Mi oficio es el acto mágico de trasmutar estos trazos en joyas.
Creo que transformarlos ha sido una necesidad latente desde el primer momento, convertirlos, transformarlos en Objetos, en Amuletos para vestir, que transmitan ese “espíritu de Monte y Mar” que sostienen, que los define y que acompañan a quien los viste.
Trabajo con metales nobles: Plata 925, Alpaca, Cobre y Latón.
La nobleza de los metales me permite experimentar con el color a través de la oxidación; producto tanto de la acción del fuego como de las pátinas minerales que son mis herramientas fundamentales. Estas armas me permiten emular las variantes cromáticas de los cielos que me inspiran y de la transformación del mar con su agua salada y su humedad, sobre ellos.
Cada pieza es única, su morfología puede repetirse, realizo un trabajo seriado de producción, pero su cromaticidad no se repite, no se iguala de una pieza a otra.
Mi trabajo es, de alguna manera, también una necesidad de unir ambos Hemisferios, ambos puntos “ancla” en mi vida y tender un puente entre ambos, mi raíz y mi hoy, para poder transitarlo con fluidez.
Es como cerrar un círculo. Mis abuelos y mi madre, italianos, fueron inmigrantes, antes de mediados del Siglo XX en Argentina y yo también lo soy de alguna manera en el lugar donde vivo ahora; y aunque me muevo y vuelvo, siento que el trazado de una línea conectora que una todos los destinos es necesaria, es vital. Mi oficio puede realizar ese acto mágico y materializarlo en joyas que viajan más allá del puente, generando otros nuevos.
Este MANIFIESTO tiene que ver con mi identidad y hacerlo a través de la naturaleza me parece una manera de rendirle tributo.
MI TÉCNICA Y MIS PROCESOS
Trabajo con metales nobles desde mi comienzo en la Joyería.
El metal noble – o metal no ferroso – es aquel que no contiene hierro en el metal o en su aleación. Algunos de esos metales son: metales preciosos como la Plata y otros metales como el Cobre y sus aleaciones . Alpaca, Bronce y Latón. La Alpaca es un metal muy utilizado en la platería argentina. Es una aleación formada por cobre, níquel y zinc. La combinación de su color tan atractivo y su resistencia a la corrosión le dan preferencia para los trabajos arquitectónicos y/o decorativos. Tiene mayor dureza que la Plata para trabajarla pero responde muy bien a las pátinas y al fuego: rasgo que me interesa muchísimo.
Viviendo en un sitio como Tarifa, rodeada de mar y océano, es clave la elección de un metal, que tanto al trabajarlo como al vestirlo, no sea dañado por la humedad ambiente o si es dañado – modificado sería la descripción más precisa – resulte atractivo e interesante para su desarrollo como pieza de joyería y su vida útil.
Mi acercamiento a la coloración de la pátinas fue una búsqueda que me llevó mucho tiempo, producto de mi experimentación con el fuego principalmente, que genera un cambio cromático increíble en el Cobre. A partir de allí me interesó jugar con la oxidación natural producida por la humedad ambiente, que en el cobre, es muy evidente, mayor humedad, más verde se torna su color.
Comencé jugando con áreas pulidas, enmascaradas y sometidas al fuego, para evaluar su cambio cromático e ir fijándolo conforme me interesara. A partir de allí empecé a buscar técnicas o pátinas que imitaran este proceso natural de la naturaleza pero en menor tiempo. Encontré unas pátinas al agua que me posibilitaron realizar esta primera Colección (2016/17) y una primera Exposición aquí en Tarifa (2017).
Siempre me llamó la atención el cambio, la transformación cromática que el mar produce en los metales, en las piezas, más allá de su materialidad, que pasan sumergidas muchísimo tiempo en agua salada.
Viviendo en un lugar como Tarifa, un sitio a la vera del mar, he tenido la suerte de encontrarme con piezas que han sufrido estos cambios.
Mis joyas intentan emular ese cambio también.
Es en este encuentro donde comienza a gestarse la idea inicial de vincular los tesoros de mi Tierra, la Flora de mi monte cordobés argentino; con la Flora – de la sierra y mar andaluzas – aquí donde vivo hace ya: 10 años.
Empecé a traducir y emular las semillas en Plata 925, a imitar los colores del mar en mis metales, en sus formas y los resultados fueron asombrosos.
A partir de esa experiencia comencé a recoger/ recolectar semillas del Parque Natural del Estrecho y a estudiarlas, evaluar su composición conjunta, su combinación con las “mías”, sus posibilidades de transformación y reproducción.
Es en este encuentro donde comienza a gestarse la idea inicial de vincular los tesoros de mi Tierra, la Flora de mi monte cordobés argentino; con la Flora – de la sierra y mar andaluzas – aquí donde vivo hace casi 10 años.
Y es justo allí donde estoy parada: diseñando un Proyecto que vincule ambos Hemisferios a través de su naturaleza, genere un vínculo de intercambio entre ambas latitudes, entre ambas culturas, un puente que los acerque, que los hermane.
Este Proyecto puede convertirse en una herramienta de intercambio cultural entre ambas orillas y también de promoción turística Nacional e Internacional relacionado a la Flora autóctona de Cádiz y a la Reserva de la Biosfera Intercontinental de Mediterráneo Andalucía; y tengo la fortuna que el lugar donde vivo, forme parte de ella.